MUJER CON SOMBRERO.

 

Sentada, desde un balcón,
una mujer con sombrero,recuerda tiempos pasados,
momentos inolvidables que nunca podrá olvidar.

En su rostro de mirar profundo,
una lágrima se asoma,
la recoge con sus dedos
como la perla de un Coral.

Las huellas del tiempo se asoman en sus ojos,
su belleza como flor mustia se apaga.
Aún con esta tristeza,
bajo el ala del sombrero
la sombra que este proyecta,
aflora esa belleza que escondida está.
Quién eres? mujer,
que sombrero usas para ocultar tu belleza.

Cuentan viejas historias
que un día de un lejano país llegó.
Paseando con su sombrero a la orilla del mar,
una brisa de aire fresco la despeinó,
y el sombrero cual alas de mariposas,
acompañado por mágicos duendes,
a los pies de un joven gallardo cayó.
 
Sus ojos oscuros, buscaron a lo lejos
de dónde este mágico sombrero volando llegó.
A distancia una muchacha sonreía traviesa,
y llena de rubor su rostro le mostró.

Traviesos duendes del viento,
lograron despertar en los jóvenes
un intercambio de amor.
Este amor creció y creció
pero un día se marchitó.
Se descorrió la cortina
y cuando la pasión se marchó,
el joven de otra se enamoró.
 
Quedaron en el corazón de la joven
las heridas de este amor,
y detenido en el tiempo
su cuerpo quedó.
 
Ya no sentía el viento,
las horas pasaban a su lado
sin apenas darse cuenta,
que gravitando en el espacio y en sus sueños,
sin apenas darse cuenta
el rostro endurecía sus facciones
al pasar el tiempo.
Tiempo implacable que no esperas,
pero curas las heridas del cuerpo.
 
Ha pasado el tiempo,
y desde el balcón,
mujer de sombrero,
fijas tu mirada en la arena.
 
Dos cuerpos juegan en ella,
haciendo con sus manos
un castillo de arena.
Un joven de mediana edad
y un niño pequeño llenos de arena.

Sonríen, a juntos jugar te invitan.
Dicen que están haciendo un castillo gigante,
para a una princesa brindar.
Mujer de sombrero,
tu rostro iluminado está,
tu cara sonriente
aleja viejos recuerdos que ya no merecen estar.

Hoy tu realidad es otra,
la vida te ha brindado otra oportunidad.
Tejerás bellos recuerdos
con la brisa del mar.

No vueles sombrero travieso.

Duendes, otro lugar escojan para jugar.
Todos juntos formaremos este bello castillo,
y ningún viento lo tumbará.

El amor es el complemento

que une cada partícula de arena.
Sobre ella duerme un sombrero,
y una mujer con su cabeza erguida,
ya sin ocultar.
 
Sonríe como una niña,
de tanta felicidad.
Gracias le doy a la vida
por esta oportunidad.
Nuevos horizontes se abren,
y no hacen faltan sombreros
para ocultar su felicidad.
 

Marielys L.  Mar 2015