MAREJADAS EN EL TIEMPO
A lo lejos se ve una Mujer.
Todo está en silencio, solo se escucha el sonido de las olas,
el viento le da en la cara y remolonea su melena corta,
el color de su pelo ya no es el mismo de antes,
ha pasado el tiempo y las huellas quedaron plasmadas en todo su cuerpo.
Mujer que caminas despacio,
el tiempo ha pasado, el crecimiento ha llegado.
Tu espíritu, fortaleza, todo ha cambiado.
El corazón permanece igual,
un poco más viejo, pero igual.
Pasan las horas, el tiempo es implacable, no espera.
Cuantas historias durmiendo entre las olas del mar.
Historias de amor, de tiempos pasados, de cuentos de hadas.
Tu mente se detuvo, permaneció arropada entre cobijas.
Despertaste un día después de noches tormentosas.
El timón de la vida, permanecía abandonado en una esquina,
lo encontraste, trabajaste mucho para lograr volver a navegar.
Ese mar que amas, te dio las fuerzas,
ya no está sobre la arena tendida, casi muerta.
Renaciste, permaneces firme en el barco de tu vida.
Nuevos horizontes te esperan, tesoros inmensos aun sin descubrir.
Las huellas en la arena, se alejan,
es nota el cansancio, pero el paso es firme.
Ya no está la mujer, se ha marchado.
En su lugar se encuentra sentada sobre la arena una bella joven,
también sabe de esas historias maravillosas que arrullaban sus sueños de pequeña.
Comienza a andar, levanta su rostro juvenil, casi infantil, hacia el horizonte,
sonríe, su pelo ensortijado y del color del Sol Naciente, se bate con la brisa del mar.
No está sola, nunca lo va a estar, el amor siempre la acompaña.
Un niño se acerca, la toma del brazo, la invita a jugar en el mar.
A lo lejos, una mirada observa sus juegos, sonríe,
todo está tranquilo, ya oscurece.
Todos de la mano, caminan sin dejar de observar la puesta de Sol.
Un día termina, una historia termina,
otro día comienza, una historia resurge.
El mar está quieto, las olas, descansan.
Una historia comienza,
otra duerme en el tiempo, entre las olas del mar inmenso.
Marielys L. Mar 2014
el viento le da en la cara y remolonea su melena corta,
el color de su pelo ya no es el mismo de antes,
ha pasado el tiempo y las huellas quedaron plasmadas en todo su cuerpo.
Mujer que caminas despacio,
el tiempo ha pasado, el crecimiento ha llegado.
Tu espíritu, fortaleza, todo ha cambiado.
El corazón permanece igual,
un poco más viejo, pero igual.
Pasan las horas, el tiempo es implacable, no espera.
Cuantas historias durmiendo entre las olas del mar.
Historias de amor, de tiempos pasados, de cuentos de hadas.
Tu mente se detuvo, permaneció arropada entre cobijas.
Despertaste un día después de noches tormentosas.
El timón de la vida, permanecía abandonado en una esquina,
lo encontraste, trabajaste mucho para lograr volver a navegar.
Ese mar que amas, te dio las fuerzas,
ya no está sobre la arena tendida, casi muerta.
Renaciste, permaneces firme en el barco de tu vida.Nuevos horizontes te esperan, tesoros inmensos aun sin descubrir.
Las huellas en la arena, se alejan,
es nota el cansancio, pero el paso es firme.
Ya no está la mujer, se ha marchado.
En su lugar se encuentra sentada sobre la arena una bella joven,
también sabe de esas historias maravillosas que arrullaban sus sueños de pequeña.
Comienza a andar, levanta su rostro juvenil, casi infantil, hacia el horizonte,
sonríe, su pelo ensortijado y del color del Sol Naciente, se bate con la brisa del mar.
No está sola, nunca lo va a estar, el amor siempre la acompaña.
Un niño se acerca, la toma del brazo, la invita a jugar en el mar.
A lo lejos, una mirada observa sus juegos, sonríe,
todo está tranquilo, ya oscurece.
Todos de la mano, caminan sin dejar de observar la puesta de Sol.
Un día termina, una historia termina,
otro día comienza, una historia resurge.
El mar está quieto, las olas, descansan.
Una historia comienza,
otra duerme en el tiempo, entre las olas del mar inmenso.
Marielys L. Mar 2014
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