jueves, 11 de junio de 2015

LA HISTORIA DE MARÍA.


En la provincia de Pinar del Río, se encuentra una playa de ocho kilómetros de una fina y blanca arena, bañada por el Mar Caribe, con ricas y extensas áreas de vegetación costera que dan lugar a la playa conocida como "María la Gorda".
La hermosa playa bañada por las aguas de la Ensenada de las Corrientes, recibe su nombre por una leyenda que se ha ido enriqueciendo con diversas versiones y todas parten de su origen piratesco.
Habla de una bella joven, María se llamaba, muy hermosa y regordeta, que fue raptada y quedó, como parte del botín, junto a otras mujeres, en poder de un pirata.
Ya en el mar un temporal los obligó a refugiar su barco en una ensenada de la parte más occidental en la Isla de Cuba y María queda con sus compañeras en este lugar, al cuidado del segundo al mando y que el pirata nunca más regresó.
Con sus artes y encantos enamora a su guardián y luego domina al resto, convirtiéndose ella misma en pirata. Ya gruesa y vieja, se hace dueña de almacén, fonda y posada para filibusteros, comerciantes y contrabandistas.


Los piratas hicieron su refugio en el lugar,
haciendo del mismo su hogar.
María bailaba al son de la música,
y con sus baños rituales,
era un espectáculo de admirar.
Pasaron unos días,
y los piratas no regresaron más.
María, la del cuerpo regordete,
abandonada quedo allá.
Con el agua potable,
comenzó a comerciar.
Su cuerpo descansa en esta playa, 
aunque nadie sabe dónde está.
Por playa María la Gorda se le conoce,
pues de su historia nace el
nombre del lugar.
Se encuentra en la misma cola,
del dormido caimán.
Bañada por el Caribe,
su cálido mar.
¡María ya no está!
Se descubre una playa,
de belleza sin igual,
con una fina arena,
de color del coral.
En su fondo marino,
se encuentran hundidos
restos de galeones, anclas y cañones.
Cuevas sumergidas,
donde los habitantes marinos tienen su hábitat.
Es zona de silencio,
pues en ella encuentras paz.
La leyenda de María,
de todos es conocida en el lugar. 
Su belleza quedo impregnada,
para nunca jamás marchar.
En la noche estrellada a orillas del mar,
una suave brisa te viene a saludar.
¡Es María la regordeta!
que te da la bienvenida al lugar.
Lugar que, aunque cautiva por los piratas,
su belleza en su corazón hizo anidar,
haciéndose luego dueña,
                                                                 de este Paraíso Terrenal.

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