lunes, 8 de junio de 2015

ALAS DE GAVIOTA.


En lo alto de un farallón,
anidaba una gaviota con su pichón,
vivía cuidándole,
brindándole ella todo su amor y protección.
Todas las mañanas el mar solía sobrevolar,
y cuando un navío avistaba,
se acercaba para saludar,
indicándole el camino,
hasta tierra divisar.
Pasó el tiempo……, pasó.
La gaviota se dio cuenta

que ya no tenía a su lado a su fuerte pichón.
En su largo recorrido otra gaviota se acercó,

y reconoce en ella a su lindo pichón.
Cuánto es su asombro.
Una gaviota tan bella como ella,

a su lado quería volar.
Mi bella gaviota, ha pasado el tiempo,

tan rápido sin darme apenas cuenta de cuánto has cambiado,
pues ante mis ojos solo te veo como mi bello pichón.
A todo le teme la gaviota madre.

Ahora me pides volar por ti sola,
sobre el amplio mar,
y levantando sus alas hermosas,

le enseña cómo volar.
A su lado la joven le muestra

su vuelo perfecto sobre las olas del mar.
No somos capaces en algunos momentos de ver el tiempo pasar.
Es difícil levantar las alas y dejar a nuestros hijos volar.
Si del hogar del nido que nos acurruca,
somos capaces de hacer un paraíso terrenal,
a lo largo de su camino,

con sus propias alas regresarán,
y en tus alas seguras se refugiarán.
No temas.

Levanta las alas y déjala volar.
Sueños y esperanzas tejidos están

en los corazones jóvenes e inquietos
para nuevas aventuras enfrentar.
Emprende tu vuelo.
No mires hacia abajo.
Mantén tu vista frente al horizonte.
Vuela segura, vuela…
El nido siempre te esperará.
Si tormentas afectan tu volar y quieres descansar,
en él te puedes refugiar.
El amor siempre te acompañará

en el largo viaje que has de enfrentar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario